sábado, 29 de dezembro de 2007

El Estrés

Cualquier amenaza física o ambiental, real o percibida, que pueda alterar la homeostasis representa un gatillo para la respuesta al estrés. El fenómeno involucra una serie compleja de procesos adaptativos intermediados por el sistema nervioso, que llevan a cambios autonómicos, neuroendocrinos, somáticos y del comportamiento.

Dos conceptos basilares inauguraran el estudio moderno del estrés: el de la “síndrome general de adaptación” (Selye, 1936) y el de la reacción “pelear o escapar” (Cannon, 1938). La activación simultánea del sistema simpático y del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal resulta en un estado de alerta cognitivo y corporal, relacionado con una modulación de funciones viscerales (cardiovasculares, digestivas, respiratorias, urinarias), inmunitarias y músculo-esqueléticas.

El sistema límbico integra las vías de comando de la respuesta al estrés. En la iniciación, expresión y finalización de la respuesta al estrés, la interface entre el sistema límbico y los circuitos de control neuroendocrino y autonómico es prominente.

Iniciada la reacción, los comandos límbicos siguen por dos vías distintas complementarias.

Vía de respuesta lenta: el eje hipotálamo-hipófise-adrenal

Desde el sistema límbico, señalas convergen en las neuronas de la división parvocelular del núcleo PVN del hipotálamo. Estas neuronas sintetizan CRH y arginina vasopresina (AVP). Bajo la influencia del hipotálamo, la hipófisis libera peptídeos opióides y ACTH, que actúa sobre la glándula adrenal; la corteza adrenal libera cortisol en la corriente sanguínea; el cortisol actúa sobre las glándulas somáticas y la inmunidad, las glándulas endocrinas y el cerebro. Los opióides actúan sobre la percepción del dolor y sobre el sistema inmunitario.

Vía de respuesta rápida: el sistema simpático

Comandos hipotalámicos activan el sistema simpático y actúan sobre el comportamiento; la activación del sistema simpático espinal genera aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, y mejora la perfusión de los órganos vitales; el sistema simpático espinal activa la médula adrenal, que libera adrenalina; la adrenalina estimula las células inmunitarias y corporales, las glándulas endocrinas y el cerebro.

Auto-regulación

Los diversos dispositivos que componen los sistemas de regulación y control de las funciones orgánicas, (incluyendo los aspectos mentales) comprenden entradas – transductores sensibles a cambios específicos en el ambiente (externo y/o interno) captan las variaciones y las transmiten por medio de canales de comunicación a centros donde son procesadas después de decodificadas, generando comandos – saídas para os efetores.

Circuitos reguladores positivos

Diferentes tipos de estresores – físicos, psicológicos, dolorosos, no - dolorosos, accionan el sistema de respuesta al estrés desde distintos sitios. Rostralmente, la área pré-óptica y la corteza frontal excitan neuronas del PVN. En el lobo temporal, la amígdala también está implicada en la responsividad al estrés.

Circuitos reguladores negativos

Por causa de su potencia y amplitud de acción, los glicocorticóides deben ser mantenidos en un nivel óptimo – tanto la falta cuanto el exceso son deletéreos para o organismo. El eje LHH bien controlado fornece respuestas óptimas y rápidas, que cesan prontamente después de terminado el estrés. El mecanismo involucra múltiplas alzas de feedback acopladas, mediadas primariamente por los propios esteroides. La ausencia de esteroides activa la producción
de CRH e AVP. Altos niveles de esteroides inhibe esa misma actividad. El hipocampo es crucial para el control negativo del eje LHHS.

La Fisiopatología de la Respuesta al Estrés y los Trastornos Funcionales

En condiciones fisiológicas, los cambios funcionales son de corta duración, y desempeñan función de preservación del organismo. Resultan en incremento de la capacidad adaptativa del individuo. De modo desigual, las condiciones estresantes de larga duración o muy intensas pueden producir reacciones que no se desligan, como en los síndromes de mal adaptación, que pueden volverse crónicamente estables, evolucionando para alteraciones estructurales, además de las funcionales.

Demandas repetidas o de larga duración del eje del estrés provoca alteraciones en ese sistema, resultando en respuestas aberrantes, como defectos en los mecanismos de feedback o en la ritmicidad circadiana. Un padrón de desregulação parcial, con alteración del “set point” homeostático (punto de referencia) en estructuras-clave cerebrales y periféricas se establece en el estrés crónico.

Mecanismos que involucran neuroplasticidad cambian configuraciones neuronales, que estabilizan y auto-perpetúan.

Sistemas reguladores complexos como o sistema límbico apresentam diversas áreas de vulnerabilidade, e suas disfunções podem ter etiologia primária central, ou podem resultar de resposta a vários estressores ambientais. Una ruptura en esos mecanismos representa la pérdida de un mecanismo de auto-regulación, que permite al individuo preservar sus prioridades biológicas y psicológicas en un orden operacional.

Disfunción del eje HHA suelen producir humor deprimido, aumento de la percepción del dolor y trastornos funcionales variados. En la depresión severa, la desregulación del eje LHHA es un aspecto básico.

Las manifestaciones clínicas de los trastornos funcionales revelan alteraciones de los dispositivos neurales de regulación y control de las funciones del organismo, mismo en la ausencia de alteraciones estructurales, pero la perpetuación de las disfunciones lleva a cambios estructurales. Las enfermedades crónicas que tienen por substrato alteraciones estructurales, invariablemente presentan trastornos funcionales como comorbidad.

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